¿Qué son las habilidades socioemocionales?
Las habilidades socioemocionales hacen referencia
al conjunto de herramientas que permiten a las personas poder entender y
regular sus propias emociones, sentir y mostrar empatía por los demás,
establecer y desarrollar relaciones positivas, tomar decisiones asertivas y
responsables así como definir y alcanzar metas.
Estas habilidades nos servirán para comprender a las personas y sus emociones. Asimismo, aprender a reconocer nuestras propias emociones, sentirlas, expresarlas y, sobre todo, controlarlas. Aunque se dice que la mejor edad para poder desarrollarlas es en nuestra niñez, las habilidades socioemocionales se desarrollan a través de experiencias y vivencias cotidianas durante toda nuestra vida. Funcionan como una herramienta para desenvolvernos con los demás adecuadamente; hasta convertirse en una capacidad de adaptación a nuevas situaciones.
¿Qué relación existe entre las habilidades socioemocionales, las competencias emocionales y la inteligencia emocional?
Es importante sentar la diferencia entre las habilidades emocionales, competencias emocionales e inteligencia emocional para así poder establecer una correlación entre todas ellas.
En un primer momento definimos a las habilidades emocionales. Definamos entonces los conceptos de competencia emocional e inteligencia emocional, basándonos en el trabajo de reconocidos autores.
Competencias emocionales:
La psicóloga Carolyn Saarni establece a las competencias emocionales como un conjunto articulado de capacidades y habilidades que un individuo necesita para desenvolverse en un ambiente cambiante y surgir como una persona diferenciada, mejor adaptada, eficiente y con mayor confianza en su misma.
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No muy distante de este concepto Rafael Bisquerra nos dice según su modelo de competencias, que estas son el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarios para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales.
Inteligencia emocional:
1.- El conocimiento de uno mismo.
2.- La autorregulación.
3.- La conciencia social.
4.- La regulación de las relaciones interpersonales.
El modelo de Bar-On nos dice que la inteligencia emocional es
un conjunto de competencias y habilidades que determinan cuán efectivamente los
individuos se entienden, comprenden a otros, expresan sus emociones y afrontan
las demandas de la vida cotidiana. Este propone 5 dimensiones:
1.- Intrapersonal.
2.-Interpersonal.
3.- Manejo de estrés.
4.- Adaptabilidad.
5.- Humor.
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El siguiente mapa mental nos muestra la relación entre estos conceptos:
El área de Educación Socioemocional propone cinco dimensiones que, en conjunto guían tanto el enfoque pedagógico como las interacciones educativas. Estas dimensiones surgen a partir de la literatura científica que señala categorías similares para el trabajo socioemocional. Se considera que estas dimensiones dinamizan las interacciones entre los planos individual y social-ambiental, creando y sosteniendo la posibilidad de aprender a ser, aprender a hacer, aprender a aprender y aprender a convivir.
Si bien las dimensiones de la Educación Socioemocional
se pueden comprender y trabajar de manera independiente, es la interrelación
entre ellas lo que potencia el desarrollo integral de los estudiantes. Las dimensiones
se cultivan mediante las habilidades específicas que las componen, las cuales
tienen diferentes indicadores de logro para cada grado escolar.
Es cierto que las habilidades están asociadas a rasgos
de personalidad pero también se ha encontrado que estas pueden cambiar a lo
largo de la vida, bajo la influencia de factores como la educación, la práctica
de crianza y los patrones culturales, esta habilidad se puede aprender y
mejorar.
Como individuo ¿Cómo he identificado e integrado las habilidades socioemocionales en mi vida diaria?
Las habilidades socioemocionales se pueden desarrollar a lo largo de toda la vida, si bien es cierto que el periodo idóneo para desarrollarlo es la infancia y la adolescencia, los adultos también pueden desarrollarlas o entrenarlas. Durante esta situación de crisis personalmente he ido integrando las habilidades emocionales de forma inesperada, descubriendo capacidades y talentos que con anterioridad no había tenido necesidad de sacar a flote.
La trasformación de
las distintas realidades de nuestra vida, el trabajo, la educación, la vida
familiar, la vida social, política y económica,
Redescubrí el trabajo de ser docentes y aprendí nuevas formas de relacionarme con los demás mediante el uso de los recursos tecnológicos y las redes sociales.
Con todas estas herramientas replanteé y
creé nuevas estrategias para la atención de los niños con problemas de
deserción y rezago educativo.
Gracias al trabajo del conocimiento de mis propias emociones, logré formar una imagen real de mi persona, dar sentido a mis acciones y comportamientos, aprendí a mostrar más atención y cuidado a las personas de mi alrededor, colaborar y establecer relaciones positivas, tomar decisiones responsables y a manejar situaciones complicadas de manera constructiva y ética.
Este trabajo interno rindió frutos en mi ámbito laboral ya que desempeñé mi docencia con profesionalismo, creatividad, empatía, compromiso, disciplina, perseverancia a pesar de las adversidades, logrando la integración y el logro de los aprendizajes esperados en la mayoría de mis alumnos.
A nivel profesional ¿Qué creo que se requiere saber para poder ayudar a mis alumnos a desarrollar sus HSE?
En el salón de clases, cotidianamente se desarrollan distintas interacciones profesor-alumnos y entre los propios alumnos, estas generan emociones, sentimientos y actitudes hacia sí mismos, hacia los demás y hacia la materia objeto de estudio. Por lo tanto es primordial conocer las necesidades emocionales de los alumnos e identificar cómo gestionarlas.
Buscar estrategias que permitan identificar las emociones a través de las interacciones en el aula escolar para crear ambientes de confianza, seguridad, de interacción que son mecanismos psicológicos que desencadenan el interés por conocer más de los temas a tratar esto pueden tener efectos profundos en las emociones que experimentan los estudiantes, lo cual sucede tanto con las emociones positivas, como el disfrute, la emoción y el orgullo durante la enseñanza, como con las emociones negativas, como la ira, la ansiedad o la frustración. Por lo tanto, cuando el profesor experimenta emociones positivas, puede promover el disfrute del aprendizaje en el aula y esto tiene efectos duraderos en el valor del aprendizaje percibido por los estudiantes hacia una asignatura determinada.
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